Pocos sellos discográficos han tenido un impacto tan grande en la historia de la música popular como el sello Motown. Fundado en Detroit (Estados Unidos) en 1959, durante las dos décadas siguientes Motown fue no sólo una famosa fábrica de éxitos de la música Pop, sino una fuerza verdaderamente revolucionaria en lo concerniente a composición, arreglos, instrumentación, grabación, y comercialización de la música.
Aunque el sello se dedicó a promover muchos tipos de música diferente, uno de sus legados más característicos fue su famoso ‘sonido Motown’. Este sonido fue popularizado durante la década de 1960, y se caracterizaba por un ritmo simple y bailable, líneas de bajo eléctrico acentuadas que llevaban adelante la canción, y una preeminencia de los diferentes cantantes estrellas acompañados de coros. Todo esto, usualmente acompañado por simples pero efectivos arreglos de cuerdas y bronces.
A nivel compositivo, las canciones de esta época de Motown era sobre todo composiciones Soul con grandes influencias del Gospel. Sin embargo, la innegable sensibilidad Pop de su fundador Berry Gordy Jr y de sus varios colaboradores, le dieron un enfoque único dentro de la música de la época.
Fue justamente Gordy quien tuvo la visión de crear un sonido basado en la música propia de las comunidades Afroamericanas de Detroit, pero con el objetivo de llegar a los charts de la música Pop nacional y no solamente las listas de género Rhythm & Blues y Soul.
Esa idea lo llevó a descubrir a algunos de los grandes instrumentistas y estrellas de la historia de la música popular internacional. Artistas de la talla de Smokey Robinson, Stevie Wonders, Michael Jackson, Diana Ross, y Marvin Gaye, entre muchísimos otros, comenzaron sus carreras grabando para Motown durante la década de 1960.