Hasta no hace mucho tiempo, era imposible siquiera concebir la idea de que la música pudiera almacenarse en un formato digital. Sin embargo, en apenas un par de décadas, la capacidad de almacenamiento y reproducción de audio digital avanzó de tal modo que tomó a todos por sorpresa. Incluyendo, por supuesto, a la mismísima industria musical.
Hoy en día el mundo de la música, desde artistas a consumidores, ya se ha acostumbrado a esta idea. Sin embargo, cuando el formato de audio digital comprimido llamado ‘Mp3’ llegó a los hogares del mundo, fue una verdadera revolución.
Existe ya una incipiente pero importante bibliografía que analiza y narra el nacimiento y apogeo de este formato de audio digital, con algunos libros realmente excelentes que explican este capítulo insoslayable de la música del siglo XXI. La conjunción de técnicos, empresarios del mundo de los sellos discográficos, y usuarios comunes pero apasionados, le dio forma a una verdadera revolución que todavía está en pleno desarrollo.
Del mismo modo en el que “la música se vio transformada para siempre con el advenimiento de los distintos tipos de grabación” (en.wikipedia.org/wiki/Sound_recording_and_reproduction) durante el siglo XX, se está viviendo una revolución similar en el siglo XXI.